Semifinal Copa del Generalísimo 1968 - Atlético - Barça
Remontamos el tiempo hasta las semifinales de 1968, donde se enfrentaban el Barcelona y el Atlético de Madrid en el partido de vuelta de Copa. Los rojiblancos habían ganado en la ida 1-0 y en el Camp Nou ganaban por 0-1 al descanso, cuando Antonio Rigo pitó este surrealista penalti a favor de los azulgranas que metió al Barça en el partido. Anuló también un gol a los madrileños por un fuera de juego discutible.
El árbitro, aplicó un descuento excesivo a ojos de los colchoneros y Zaldúa marcó el 3-1 que daba el pase a los catalanes. El Atlético regresó indignado y la prensa de Madrid se hizo amplio eco de ello. Los rojiblancos se quejaban también de dos penaltis no señalados en la ida.
El árbitro - Antonio Rigo
Salió a relucir entonces que ambos partidos, el de ida y el de vuelta, los había dirigidos el balear Rigo. El mismo que había dirigido los dos partidos de cuartos entre el Barça y el Athletic, provocando también malestar en Bilbao. El mismo que había arbitrado once de los treinta partidos de Liga del Barça, con frecuentes quejas de los adversarios.
La Final de la Copa del Generalísimo 1968 - Real Madrid - Barça
Era la primera vez en más de 30 años que Real Madrid y Barça se enfrentaban en una final de Copa. Antonio Rigo fue designado para dirigir la gran final. El Madrid se quejó de la elección del árbitro a la Federación debido a los recientes acontecimientos, pero sin éxito.
En las gradas del Bernabéu, la afición merengue mostraron varias pancartas contra el colegiado:
En los primeros minutos, un gol en propia meta de Zunzunegui ponía en ventaja al Barça. Al público merengue este inicio le frustra. Hay indignación cuando Pereda, con la pierna en alto, golpea al madridista José Luis, que queda un rato conmocionado. Más cuando, un poco más tarde, Serena se va por la banda, el colegiado pita porque el balón se le ha escapado fuera de la línea, pero el extremo sigue y Gallego le cruza violentamente.
La indignación de los espectadores madridistas llega cuando Serena entra por el centro del área y cae ante la entrada de Eladio. ¿Penalti? Rigo deja seguir...
Amancio Amaro reclama otro penalti. Miguel Muñoz se queja con vehemencia desde la banda. Rigo no interviene. En el primer tiempo, Pirri se lesionó tras una dura entrada de Gállego, defensa azulgrana. El jugador madridista se queda tendido en el suelo. Dañado, sale del campo unos ocho minutos. En aquellos años no existían las sustituciones. Pirri vuelve al terreno de juego con la clavícula rota...
En el segundo tiempo, la actuación de Antonio Rigo y una falta de Torres a Amancio provoca una lluvia de botellas, que los propios jugadores blancos piden al fondo que cese. Al término del partido, objetos son lanzados en dirección del árbitro.
El equipo catalán ganó la Copa del Generalísimo 0-1. Franco entregó el trofeo al capitán del Barcelona.
El Atlético de Madrid y el Real Madrid recusó a Antonio Rigo tras la Copa de 1968. Por entonces, los equipos podían elegir sus tres colegiados favoritos y "eliminar" al que menos les gustaba. Esa lista era transmitida a la Federación y los equipos se aseguraban así evitar un árbitro que les incomodaba. Rigo era el primero en la lista de preferencias del Barça, por otro lado, llegó a estar recusado por nueve clubes...
Poco tiempo después, las crónicas de entonces descubrieron que Antonio Rigo acababa de comprarse un nuevo chalé en Mallorca y, paralelamente a su carrera de árbitro, lanzó un nuevo negocio. Los periodistas, sin poder probarlo, lo relacionaron con los favores al Barça.
Los errores arbitrales de Rigo fueron olvidados con el paso del tiempo y sólo quedó en la memoria colectiva los lanzamientos de botellas por aficionados madridistas que dió nombre a la final. El lamentable episodio fue recordado con frecuencia desde la prensa culé, hasta que los tristes acontecimientos de las Supercopas de España de 1988 y 1990 en el Camp Nou además de la vuelta de Figo en la Ciudad Condal en 2002, superó todos los antecedentes.
En 1975, la federación, que entonces presidía Porta, relaciona a Rigo con una trama de árbitros cuya cabeza era el árbitro Antonio Camacho, que supuestamente se ofrecían para venderse. Todo empezó en 1973, cuando un directivo del Barça contacta con el colegiado Medina Iglesias y le pregunta si Camacho (árbitro y amigo de Rigo) le ha entregado el dinero.
Medina Iglesias sorprendido, pide explicaciones a Antonio Camacho y escribe una carta para explicar el asunto a la Federación Española de Fútbol.
La Federación decide resolver el tema con el máximo de discreción posible.
Es solo en 1976 que se filtra la información en la prensa. Es la revista, Don Balón, promovida entonces por José María García, que saca la exclusiva:
Antonio Camacho sale entonces en portada junto a su nuevo coche, un Mercedes. Goza de una floreciente situación económica además de un chalé en Alicante.
Recordamos que hablamos de finales de los años 60 a principios de los 70, y los sueldos de los colegiados eran entonces bajísimos.
"Una supuesta mafia arbitral con cabecillas, intermediarios y colaboradores. Se llegó a decir que había tarifas de 250.000 y 500.000 pesetas por partido ganado"
Finalmente, tras la investigación de la Federación Española, tres colegiados fueron apartados: Antonio Camacho, López Samper y... Antonio Rigo. El Barça, pese a que todo empezó con uno de sus directivos, no fue inquietado por la Federación.
"Las entregas de dinero se realizaban de forma pintoresca, por ejemplo, en cajas de cigarros vacías de tabaco, y llenas de billetes de mil"
El periódico El País también se hizo eco de la noticia y publicó este artículo en 1976:
Décadas más tarde, Alfredo Relaño recordó lo sucedido en un nuevo artículo en El País:
En una entrevista de 2005, Antonio Rigo negó las ayudas al Barça, pero sí admitió ser más "antimadridista que Barcelonista" desde lo sucedido en la final de Copa del 68.
En 2014, en una entrevista para EFE, el ex jugador, médico y ojeador del Real Madrid, "Pirri", habló de aquella final de Copa. "Rigo era más del Barça que Joan Gaspart"
Nunca sabremos si los chalés de Antonio Rigo o Antonio Camacho fueron "pagados" con dinero sucio, aunque tres puntos están claros:
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